Más videos, ahora de Colonia del Sacramento

viernes, 5 de octubre de 2007

Éste es el video que geoposicionábamos con A. cuando nos descubrió Manuelidades. Estábamos en Colonia del Sacramento, el mejor lugar del mundo (está en Uruguay).



Aquí hay otro video de Colonia. De unas personas que cruzaron el Río de la Plata desde Buenos Aires a Uruguay en el Buquebus igual que nosotros con A.



En nuestro viaje nos perdimos la puesta de sol, porque la tarde que fuimos a verla se re nubló. Pero es el mejor mejor lugar. Aquí hay un video de eso.

Los Inquietos en la Manuelidad

Nos encontrábamos en la clase de Manuelidades geoposicionando el video de Colonia del Sacramento cuando fuimos sorprendidos por su cámara.
De paso tuvimos que ponernos en Youtube y a continuación publicarnos en nuestros blogs.

Buquebus (Parte II: Vélez Sarsfield)

miércoles, 5 de septiembre de 2007


Pagamos el taxi y quedamos en la puerta del Terminal de Buquebus en Puerto Madero. Nos bajamos con nuestras mochilas y las botellas de Coca Cola Zero. Nos estábamos acomodando el equipaje en la entrada cuando reparamos en una familia vestida con buzos y camisetas de Vélez Sarsfield. Los encontramos bacanes. Aún no entrábamos al terminal, que de afuera parecía más un súper edificio corporativo, cuando salió un grupo de personas, vestidas de Vélez también. Entramos al lugar y no parecía que íbamos a hacer el check-in para montarnos en un barco… parecía la entrada al estadio.

Fue algo que no esperábamos. Teníamos ganas de viajar en el Buquebus. Cruzar el Río de la Plata, llegar a otro país por agua, navegar… qué sé yo, ya era atractiva esa travesía, pero que nos fuéramos con una barra de fútbol era más que una grata sorpresa, era la raja. La Copa Libertadores nos bendijo con los de Vélez. La Libertadores y los puentes cortados, porque los de Liniers iban a jugar en Montevideo ese mismo día 6 de febrero contra Danubio, por la vuelta de la primera fase (ganaron 2-1 y clasificaron pues en Argentina ya habían ganado 3-0). Es posible que si se hubieran podido ir en auto directamente, no se habrían embarcado en una concentración tan alta. Para nosotros fue de lujo la oportunidad.

Como llegamos con anticipación hicimos una fila corta para el check-in; todo el proceso era muy de aeropuerto, los funcionarios de Buquebus vestían como funcionarios de aerolínea y nos dieron nuestras tarjetas de embarque, los papeles de aduana, de entrada y salida, nos pesaron las mochilas y nos dieron unas etiquetas iguales a las de los aviones. Todo muy lindo. Nos fuimos a sentar a unas mesas y ahí nos terminamos de tomar las bebidas mientras observábamos a la gran cantidad de hinchas de “la V” que paseaban por el terminal.

Conversábamos y llenábamos nuestros papeles para pasar de un país a otro cuando notamos una fila larga. No era para el check-in sino para comenzar el abordaje. Fuimos al baño y nos pusimos en la cola. Llegamos a una sala de embarque también muy de aeropuerto, desde la que se veía el buque Eladia Isabel y al fin, al fin desde que llegamos a Buenos Aires, vimos el Río de la Plata bien bien. En La Boca algo vimos pero no era muy lindo así que no le dedicamos tiempo.

Entonces hicimos más filas para pasar el control fronterizo doble. Nos separaron por barco, ya que en horas cercanas había más de una salida. De hecho mientras avanzábamos escuchamos a una pareja de ancianos que estaba muy molesta porque era la segunda vez que hacían una fila y les decían que era la equivocada. Parece que lo más grave era que su barco ya se había ido. Mal.

El control consistía en varios mesones donde había dos personas, a la derecha estaba el agente de Argentina y a su izquierda una uruguaya. Pues, antes de subirnos al barco ya estábamos legalmente en Uruguay. Yo quería llegar a Uruguay pronto, pero el trámite no me daba la impresión de acercarme mucho. Luego de eso caminamos por un corredor con vidrios que daba al Río y que nos llevaba al Buquebus. Entonces conocimos a un personaje que nos alegraría el viaje, una mujer, madre de familia y prominente dentro de los hinchas de Vélez, estaba emocionada porque los que ya estaban arriba del Eladia Isabel habían colgado lienzos de la popa del buque. Fue genial ver eso, y para mejor estaban debajo de la bandera uruguaya.

Ya nos íbamos a embarcar. Estábamos dejando Buenos Aires y en poco más de 3 horas íbamos a estar en Colonia, Uruguay. Yo quería volver ahí y mostrarle el lugar a Rodrigo y ojalá que le gustara tanto como a mí. Y además, íbamos a hacerlo cruzando el Río de la Plata, arriba del Buquebus, que siempre nos había dado un poco de risa pues es gracioso el concepto. Y ahí estábamos, caminando por ese corredor que se acababa para que se acabara también la tierra firme, a punto de abordar el Eladia Isabel y a tener un nuevo paseo, íbamos a navegar.

(Continuará...)

Buquebus (Parte I)

miércoles, 29 de agosto de 2007

Buenos Aires

Buenos Aires había sido la primera estación de nuestro viaje veraniego y el lunes 5 de febrero pagamos nuestra estadía de casi una semana en el hostal El Aleph de San Telmo, porque al día siguiente nos levantaríamos muy temprano para llegar al Terminal Fluvial en Puerto Madero y zarpar en el Buquebus hacia Colonia del Sacramento, Uruguay, cruzando el Río de la Plata.

Salimos a la casa de Ariel, el amigo argentino de Rodrigo, bebimos vino (chileno), fernet (argentino), comimos un asado (al horno, pues la parrilla se le rompió a Ariel justo esa noche, después de habernos invitado a un asado a su casa durante casi un año), nos reímos, nos despedimos de la ciudad andando en una de las tantas micros nocturnas y nos fuimos a acostar.

Pretendimos amanecer primero que todos en el hostal. Me levanté y me duché, dando tiempo a Rodrigo para remolonear un rato más. Cuando regresé y lo estaba despertando, un sujeto europeo se metió al baño y pensamos que nos atrasaríamos porque se ducharía y se tardaría y todo sería un desastre… y estábamos hablando de eso cuando volvió a salir, casi igual a como había entrado, en pijama, con la toalla en el cuello pero bien peinadito. Teníamos suerte de que el resto de los pasajeros no eran muy buenos para el agua. Así pudimos seguir alistándonos para partir.

Como para andar en avión, teníamos que llegar con una hora de anticipación al Terminal Fluvial para hacer el check-in. Habíamos dejado las mochilas listas antes de salir donde Ariel la noche anterior así que solo teníamos que ocuparnos de nosotros. No pudimos desayunar porque era muy temprano y no estaba listo. Dejamos las llaves y nos marchamos. Estábamos en la calle Chacabuco y según la consulta que hizo Ariel de su Guía T lo más sencillo era tomar un taxi para llegar a Puerto Madero. Cruzamos la calle y compramos en un maxi kiosco que estaba al lado de Dragón, el supermercado chino que se nos había ya hecho entrañable.

Salimos a avenida Belgrano y en la esquina hicimos parar un taxi. Ariel nos había soplado que no debía salirnos más de $12 así que le preguntamos al taxista: “¿Cuánto es hasta el Terminal Fluvial?” y nos respondió con otra pregunta: “¿Al Buquebus?”, le dijimos que sí y corroboró lo que nos había dicho el amigo en la argentinidad. Nos subimos y nos empezamos a comer unos alfajores de tres capas y a tomar Coca Cola Zero (la compramos para conocer su sabor, pues en Chile aún no había, sin embargo, no pudimos recordar el sabor pues íbamos pendientes del viaje y no de la bebida).

El taxi nos dejó a la entrada del Terminal de Buquebus. El mismo día que llegamos a Buenos Aires, el 31 de enero, habíamos ido a comprar los pasajes para Uruguay, porque con el asunto de los cortes de los puentes a causa del lío de las plantas de celulosa en Fray Bentos parecía que la cosa estaba difícil (lo que comprobamos cuando queríamos volver de Montevideo y tuvimos que quedarnos una noche más por falta de pasajes). Partíamos el martes 6 de febrero y a la entradita del Terminal del Buquebús esa mañana nos encontramos con una sorpresa que nos encantaría y que nos aderezaría el viaje de una manera muy espléndida.

(Continuará).

Nuevo blog para la Hortensia

miércoles, 22 de agosto de 2007

Como tuviéramos que crearnos un blog para el ramo de Periodismo Digital, me inventé éste. Recordé que el año pasado antes de quedarme con el Hortensia Violencia de Wordpress, me había hecho la cuenta aquí pero no me gustó mucho ser hortensiaviolencia.blogspot.com después de haber sido un par de años hortensia.org, así que me quedé con el que tengo ahora.

Para las necesidades académicas intenté rescatar el de Blogger que tenía pero jamás recordé a qué cuenta de e-mail lo tenía asociado así que vine con este nuevo, cuyo nombre está inspirado en las grandes epopeyas clásicas. Lo bonito y lo importante de la vida, claro, sigue en Hortensia Violencia.